Ir al contenido principal

Cristoforo Colombo, genius of the sea.

Mi primera quincena en la Costa Oeste ha sido placentera y enriquecedora. El oído lucha contra el idioma del que pretendo apoderarme y el corazón contra las nostalgias. Solo la tristeza por la grave enfermedad de un amigo y compañero ha oscurecido mis primeros días aquí.

El despacho que me han asignado y que comparto con otros turistas académicos es una hermosa biblioteca con una chimenea que ignoro si se encenderá en invierno. Hay una buena colección de libros sobre historia de la ciencia y de la tecnología. Quizá incluso más que en otro sitio que conozco: la rebotica aragonesa de Valencia. Comento el primer libro que llamó la atención en mi nuevo despacho.

Se trata de un librillo editado en 1990 por el "Comiato Nazionale per le Celebrazioni del V Centenario della scoperta dell'America". Una de las cosas que llama la atención de muchos españoles cuando pasean por los USA es que la inmensa comunidad ítalo-americana se considera a sí misma la heredera del hecho del "descubrimiento" de América. Así, por ejemplo, la Avenida Columbus de San Francisco es una avenida decorada por banderas italianas o el 12 de octubre es el "Columbus day" en USA. Este libro es uno de los muchos materiales generados para reforzar esa propiedad. Millones de italianos vinieron a los USA a través de la isla de Ellis o por otros caminos y tuvieron que generar mecanismos de inclusión en esta sociedad.

El autor defiende con un amplio aparato documental la tesis aceptada por la mayoría de los historiadores: el origen genovés del almirante, en el que centra exclusivamente el hecho del "descubrimiento" (Santángel o los Pinzón son nombrados una sola vez). Incluso en un momento dado, se permite excursiones patrioteras del tipo: "the genious who conceived and carried out this idea grew up and was born in Genoa. And his almost superhuman character -with his obsessive tenaciousness, its pertinacious stubbornness, and its unflagging certainty- was formed in Genoa." Es decir, el oficio de historiador puesto una vez más al servicio de los mitos nacionales. El razonamiento es cristalino: Colón era genovés, ergo italiano. Colón "descubrió" América, ergo los italianos descubrimos América. Por tanto, eso nos legitima como "verdaderos" norteamericanos.

Personalmente, me importa un bledo si la lengua materna de Colón era el castellano, el sefardí, el genovés o el catalán, pero me llama la atención como se construyen los mitos y las identidades. Para ilustrar la entrada, meto una imagen muy interesante que vi en una camiseta.

Comentarios

El Sapo ha dicho que…
Eso me recuerda a aquel chiste de Woody Allen. Convenientemente adaptado a la situación, y recordando la obsesión USA de "America under attack", podríamos decir aquello de "Los estados unidos sólo san sido invadidos una vez, pero empezaron en 1492 y no han parado hasta ahora".

Cambiando de hemisferio, ¿has leído "Las venas abiertas de América Latina"? seguro que sí.
J
Anónimo ha dicho que…
Sí, claro. Imprescindible para cualquiera interesado en la historia de las Américas y del mundo.

Aunque de Galeano prefiero "Fútbol a sol y a sombra", un libro que humaniza, americaniza y uruguayiza el fútbol.
El Sapo ha dicho que…
Por cierto, de mis muchísimas conversaciones con mericanos, la sensación es que Colón les es "heterogéneo, inverosímil y hasta incluso", vamos que se la bufa. Sí, probablemente les suena a una cosa de italianos. Para ellos a todos los efectos lo que vendría a ser 12-10-1492, es la llegada de los Pilgrims, sin duda.
Eso sí, tú sigue publicando posts como este y vendrána visitar los efebeíses...
Ya sabía yo que no me fallarías con Galeano!!
Creo que era amigacho de Breccia y del desaparecido (en el sentido literal) Oesterheld...
Anónimo ha dicho que…
No me sorprende lo más mínimo la italianización del descubrimiento y colonización de América. Pero eso no es hacer historia, aunque se busque la coartada intelectual de licenciados en esa disciplina y se de difusión a sus libros. Es sólo hacer propaganda, no otra cosa es poner los hechos del pasado al servicio de una ideología, de una creencia ... o de una necesidad social, aunque se llame emigración.
La historia, o es un fin en sí misma, o no es historia. Llámala como te de la gana cuando se usa como un medio para conseguir algo.
Con un abrazo.
Desde la Rebotica Aragonesa de Valencia.

Entradas populares de este blog

Vasil (2)

Vasil (Iván Barneev), un migrante búlgaro, llega a Valencia. No tiene donde dormir. Un jubilado de buena posición social (Karra Elejalde) le acoge en su casa. Para asombro de la hija del jubilado (Alexandra Jiménez), establecen una estrecha relación. Y eso que el padre es más bien rancio. Tienen una afición en común: el ajedrez. Hay largas conversaciones vespertinas, a modo de samar , ciertas desconfianzas; pero son, ante todo y sobre todo, dos seres humanos buscando la humanidad en el otro, en los otros. Con este planteamiento tan sencillo, Avelina Prat construye una película agradable, un poco lenta; pero que deja cierta sensación de paz en el alma. Y siempre nos gusta ver imágenes de la ciudad del Turia.  El planteamiento me llegó a lo hondo. Era inevitable pensar en nuestro amigo búlgaro D, al que también dejaron caer en Valencia hace muchos años y que salió adelante a base de esfuerzo y bonhomía. La directora basó la historia en hechos reales. Me pregunto si conoce a D. Aunque...

Presentes

Solamente existen dos cosas: la vida y la muerte. La muerte es el segundo principio de la termodinámica, dominante, omnipresente, invencible. La vida es la lucha absurda, desesperada, contra ese principio. Es la excepción, lo heroico, la guerra que se libra sabiendo que se va a perder. La vida son los pimientos de Padrón, mi sobrino saltando las dulces olas del mar Mediterráneo, Francella haciendo de Sandoval en un juzgado oscuro de Buenos Aires, mamándose como un boludo mientras tiene ideas deslumbrantes. A veces, hay más vida y a veces, hay más muerte. Últimamente, nosotros hemos tenido algo más de lo segundo. Murió un primo de Merche de Albacete. Tenía ilusión por viajar y por hacer fotos a la vida, mientras que el cáncer lo iba derrotando, después de una guerra de cinco años de tratamientos, pruebas, dolores, experimentos, viajes a Madrid, más contra experimentos y más dolores. Pero ese hombretón y su retranca seguirán viviendo. En los mejores diálogos de Muchachada Nui está su c...

Número 24

Benjamín, que sabe que me gustan las pelis sobre la Segunda Guerra Mundial, me avisó de que hacían esta noruega en Netflix. Supongo que la plataforma va repartiendo el presupuesto por países, para tener a todos los consumidores contentos. ¿Quién dijo que el nuevo tecnofeudalismo era antipático? Vi "Número 24" en una noche tristona y solitaria de este enero solitario y tristón. Lara  y Bimba dormían en sus casitas, felices. Merche dormía arriba, inquieta y preocupada. La estufa iba a lo suyo: a veces, locuaz y naranja y otras veces, oscura y tímida. Y yo, entre pelis, series y vídeos de Youtube  me iba acabando el excelente ron dominicano Matusalem que trajo mi cuñado para las lifaras navideñas.  La peli, parsimoniosa y lenta, cuenta las hazañas de  Gunnar Sønsteby,  uno de los líderes de la resistencia noruega contra los invasores alemanes. La historia transcurre en dos planos históricos: durante la guerra y cuando el anciano Gunnar, una gloria nacional, an...