El cortejo, el enamoramiento, la pasión, los genes egoístas de Dawkins haciendo su trabajo brutal y desmesurado a través de las hormonas, de las neuronas, del polen y de las abejitas. La vida hirviendo. El deseo. Las ganas de follar. Y con ellas, toda la literatura, la poesía toda, toda la música y todo el arte humano, y a través de ellos, la vida, que arde por ser vivida y por perpetuarse a través de los amantes, ciega, mágica, masiva, divina.
El sábado fuimos al musical "Grease". Una historia de hormonas y galanteo, de polen y de abejitas, que todos los de mi generación conocen a través de la celebérrima peli de Kleiser (1978), con Travolta y Olivia Newton-John. Yo no sabía que la obra ya fue en su origen un musical, que funcionó bien desde su estreno en 1972. Más de una chica me ha confesado que se sabía las canciones y las escenas de la peli de memoria. Con tal sustrato, no me extraña el éxito de la actual producción. Al parecer, la han llevado hasta Teruel. Dos sesiones. En Valencia, ha estado un mes. Y ha debido haber llenazo. Me gustó mucho el espectáculo, aunque creo que las canciones pierden traducidas al español. Con todo, no me emocioné, como la mayoría de los cincuentones que abarrotaban el Olympia. A mi, la peli me pilló demasiado imberbe y de mayor, yo no quería ser Travolta, quería ser Rosendo, que, por cierto, ha sacado nuevo disco.
Y por seguir con el tema del amor, reseño que vimos hace unas semanas "Antes del anochecer" (2013), de Richard Linklater. Es la tercera entrega de la trilogía "Antes de..." Y cierra el recorrido de la relación amorosa entre un escritor norteamericano (Ethan Hawke) y una ejecutiva francesa (Jullie Delpy). En las pelis anteriores, que no he visto, se narra su encuentro y su enamoramiento. Lo de las abejitas. En la actual, los problemas de su matrimonio. En una peli de largos y tensos diálogos, los esposos analizan su vida, su dependencia, su interdependencia y su crisis de pareja. Se me hizo pesadota, algo pretenciosa. Quizá porque era tarde. Quizá porque todo el tema me resultaba muy lejano.
El sábado fuimos al musical "Grease". Una historia de hormonas y galanteo, de polen y de abejitas, que todos los de mi generación conocen a través de la celebérrima peli de Kleiser (1978), con Travolta y Olivia Newton-John. Yo no sabía que la obra ya fue en su origen un musical, que funcionó bien desde su estreno en 1972. Más de una chica me ha confesado que se sabía las canciones y las escenas de la peli de memoria. Con tal sustrato, no me extraña el éxito de la actual producción. Al parecer, la han llevado hasta Teruel. Dos sesiones. En Valencia, ha estado un mes. Y ha debido haber llenazo. Me gustó mucho el espectáculo, aunque creo que las canciones pierden traducidas al español. Con todo, no me emocioné, como la mayoría de los cincuentones que abarrotaban el Olympia. A mi, la peli me pilló demasiado imberbe y de mayor, yo no quería ser Travolta, quería ser Rosendo, que, por cierto, ha sacado nuevo disco.
Y por seguir con el tema del amor, reseño que vimos hace unas semanas "Antes del anochecer" (2013), de Richard Linklater. Es la tercera entrega de la trilogía "Antes de..." Y cierra el recorrido de la relación amorosa entre un escritor norteamericano (Ethan Hawke) y una ejecutiva francesa (Jullie Delpy). En las pelis anteriores, que no he visto, se narra su encuentro y su enamoramiento. Lo de las abejitas. En la actual, los problemas de su matrimonio. En una peli de largos y tensos diálogos, los esposos analizan su vida, su dependencia, su interdependencia y su crisis de pareja. Se me hizo pesadota, algo pretenciosa. Quizá porque era tarde. Quizá porque todo el tema me resultaba muy lejano.
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