Ir al contenido principal

Por los pelos (Shear madness)

Empezamos bien el año. Fuimos al teatro Talía, en el casco viejo de Valencia. Merche propuso esta obra porque sabía que me iba a gustar: un crimen-enigma-problema que hay que resolver, el público participando y buenos chistes. Me parecía todo demasiado interesante y demasiado divertido para ser cosa local y, la mañana siguiente, indagué-googleé. Se trata de una adaptación de la célebre “Shear Madness”, adaptación norteamericana de “Scherenschnitt”, del alemán Paul Pörtner.



El valenciano Santiago Sánchez ha adaptado la intriga a la ciudad del Turia. En el salón peluquería unisex donde transcurre la trama, se juntan: Marta Chiner (peluquera choni), Carles Montoliu, Rafa Alarcón, Alfred Picó, y, sobre todo, unos divertidísimos Carles Castillo (el peluquero mariquita) y Lola Moltó (la burguesa). Estos últimos lo hacían tan bien que reconocimos en sus personajes rasgos fáciles de encontrar en el Cap i Casal. Disfrutamos con su capacidad de improvisación (el público participa en la investigación y reconstrucción de la escena del crimen –hasta cierto punto- y elige el final). Disfrutamos con la historia y con los chistes. En algunos momentos, hubo alguna sonrisita fuera de lugar en los actores y algún fallo en los diálogos. Con todo, la recomiendo. Vayan ustedes al teatro, que es más barato y divertido de lo que parece.


En el descanso, vi que la obra se había representado en valenciano y que ahora se estaba representando en castellano. Pensé que la mayor parte de los personajes eran más auténticos en castellano. Pero en un castellano con fortísimo acento valenciano. Se conoce bien cómo las clases altas de esta ciudad pretenciosa, amable y divertida, abandonaron hace tiempo la lengua del país. Todavía hoy andan asombrados de que haya un alcalde que se llama Joan y va en bicicleta.

Comentarios

Entradas populares de este blog

Asesinato en el campo de golf.

La realidad siempre supera a la ficción. Ni el mejor Azcona podría haber imaginado la boda cortesana del otro día ni el más inspirado Berlanga, rodarla. Fue una inundación de imágenes ridículas, un tsunami de mal gusto, una representación prodigiosa y completa de todo lo vano y risible de nuestra sociedad. Dicen que el humor siempre ha de apuntar hacia adentro y hacia arriba y apuntar bien la pistola es difícil; pero las imágenes que, como huesos, tuvo a bien echarnos la tele de Ayuso eran una diana gigantesca, grande como un océano de paradojas. Dispararas donde dispararas, acertabas. NO piensen que les deseo unos tiros o unas bombas a los convidados. Sobre eso, volveré más adelante. Al revés, hay que agradecerles a todos que acudieran disfrazados a la iglesia de San Francisco de Borja para alegrarnos la vida y recordarnos, con humor y gracia congénita, cuán estúpido es nuestro reino y cuán absurda es la existencia humana. Dios, gracias por el fuego y por el humor. Semejante orgía de

Capitães de abril

Creo que la primera vez que vi a la guapísima María de Medeiros Esteves Victorino d'Almeida fue en su papel de la mafiosa  Fatima do Espiritu Santo , en la gran "Airbag"(1997). Ni siquiera la negociación absurda que mantiene con su genial contraparte, el gallego Pazos (Manquiña) acerca del "conceto", empañaba su belleza casi sobrenatural, casi casi concebida por la IA.  Tres años después, dirigió su opera prima, "Capitães de abril". Este fin de semana perezoso y lento era el momento adecuado para volverla a ver. La película es un drama histórico que cuenta el golpe de estado con el que la mayoría del ejército portugués tumbó a la vieja dictadura. Se han cumplido 50 años de la gesta. En el viaje que hicimos allí a principios de abril, pasamos una mañana en la hermosa ciudad de Castelo de Vide, de donde procedía el capitán Salgueiro Maia, un hombre honesto y valiente, principal protagonista de la película.  En 1974, el pueblo portugués estaba cansado del

El niño que miraba al mar (Luis Eduardo Aute)

Tomás, compañero y sin embargo, amigo, me manda esta fervorosa reseña del concierto que compartimos la semana pasada: ¡Aute sigue en plena forma! Será porque nos mentalizamos para un homenaje al maestro, al que suponíamos agostado, será por envidia; pero es lo primero que me sorprendió de un concierto vibrante de música, letra y ritmo. Fue en La Rambleta, en Valencia el 28 de noviembre. Aute ya tiene 71 años, nunca ha exigido mucho a su voz y las mesas de mezclas hacen maravillas, pero todo eso no desmerece que sonó limpio e intenso. Uno no puede menos que preguntarse cuál será el secreto de su vigor, y cómo aplicárselo. Cantó las canciones de su último disco “El niño que miraba el mar” y algunas de sus discos anteriores, ya 46 años componiendo. Al final del concierto se centró en las históricas las de los 70 y 80 después de haber amagado tres veces con terminar e irse. Total 3 horas sin descanso. Se hicieron cortas. Le acompañaron tres músicos muy buenos, incluido s