Mi sobrino me
preguntó con su sonrisa pícara: “Entonces, ¿van a hacer una peli de estas, cada
Navidad?”. En realidad, quería decir lo siguiente: “¿Cada Navidad me vas a
llevar al cine y me vas a comprar palomitas y una fanta de naranja?”. La
respuesta es que sí lo haré. Aunque la saga se esté haciendo cada vez más
aburrida y pueril y se parezca a un culebrón sin sentido. Y es que hay que
llevar al cine a los muchachos, los sueldos de los ejecutivos de las
multinacionales no se van a pagar solos.
Lo llevé a ver la
octava entrega de la serie (y segunda de la época Disney): un tostón
edulcorado. Un Mark Hamill acartonado hacía de sí mismo (Luke Skywalker). La
Carrie Fisher (Princesa Leia) ha envejecido mejor; pero intentaba moverse poco
para no romperse. Hay muchas idas y venidas por el hiperespacio y algunos
trucos con la fuerza; pero la cosa sigue decayendo. Y nuestra infancia “…a long time ago in a
galaxy far, far away”
Uno de las pocos
temas que me interesan es cómo se han añadido las cuelas, secuelas y precuelas
para mantener vivo el producto y crear un cuento, más o menos completo. “Extended universe” lo llaman los fans. Tejer
historias sobre historias. Supongo que las mitologías de los pueblos antiguos
iban creciendo y contándose y recontándose así. La Biblia (o los Evangelios) no dejan de ser una
Star Wars a lo grande.
Para aclararme yo,
voy a intentar contarme a mí mismo la lección. Cito solamente las pelis de
pantalla grande y olvido las pelis de dibujos animados y las series. Resumo y
traduzco la mayor parte de aquí
Todo transcurre en
una sola galaxia (parece ser que los viajes a velocidades mayores de la luz no dan
para más). Los fans de la serie sitúan los acontecimientos antes o después de
la batalla de Yavin (la que tuvo lugar en la peli seminal de 1977). Es decir,
tenemos años BBY y años ABY. Y aunque la historia de la galaxia, del Imperio,
de la República y de los Jedis-templarios buenos y malotes dura milenios, todo
transcurre en unos 70 añitos solares (de los de nuestro sistema solar).
El argumento
general empieza con “La amenaza fantasma” de 1999, (32BBY), con unos recios
Obi-Wan Kennobi y Qui-Gon Neeson resolviendo disputas diplomáticas con mucha espada
láser pero poco salero. En una de sus huidas, conocen al niño Anakin Skywalker
y lo adoptan (se conoce que en el desértico Tatooine estaba permitida la adopción gay). En el
“Ataque de los clones” de 2002 (22BBY), Anakin se ha hecho grande y entra en
celo y se va haciendo malo. Barrunto que tuvieron que meter a los clones en la
historia porque los citaban en la peli de 1977. En “La venganza de los Sith” de
2005 (19BBY), Anakin preña a la reina Padmé de mellizos y acaba en el lado
malo, que es como la puerta giratoria de los políticos. Aparece Darth Vader,
que es lo mejor de la saga. La aburridísima “Rogue One” de 2016 (0BBY)
transcurre en el tiempo inmediatamente anterior a la original de 1977, que
rebautizaron como “A new hope” (0BBY).
En las secuelas,
los buenos huyen tras el estropicio que han hecho con la estrella de la muerte.
Nadie me llevó al estreno del “El imperio contrataca” de 1980 (3ABY), donde
Darth Vader le cuenta a Luke la cosa y aparece Yoda. En “El regreso del Jedi”
de 1983 (4ABY) podemos identificarnos con Jabba de Hutt, que es el verdadero
protagonista. En la primera peli Disney: “El despertar de la fuerza” de 2015
(34ABY), me relajé
viendo al primer negro protagonista (Finn) y a la audaz Rey, que tiene mucha
fuerza (mucho Ki) y poco tempo. Los malos-malos ahora se llaman “La primera
orden”, liderada por Kylo Ren, el abandonadito hijo de la princesa Leia y el
villano Solo. Ya se ve que los guionistas son muy monárquicos y la fuerza se
transmite con los genes, igual que en España. En la peli que nos ocupa hoy, “El último Jedi” de 2017 (34
ABY), la situación de la resistencia, no hace más que emporar.
Como cualquier
tiempo pasado fue mejor, ahora han estrenado la novena entrega, que trata sobre
el joven Han Solo, que transcurriría en la era imperial. Afortunadamente, no es
navidad.
Comentarios
Es inmunda, la verdad. No hay por donde cogerla.
Por cierto, la de Solo en realidad es la décima (8+2=10)aunque tampoco es raro descontarse. Paradójicamente, Cris fue a verla (con sus hermanos)y ella que no es especialmente fan, dice que le gustó...