Ir al contenido principal

The undoing. Los jueces españoles.

Vimos en HBO el estreno de esta miniserie y la disfrutamos. Una pareja bonita: Nicole Kidman y  Hugh  Grant. Una infidelidad y un asesinato horrendo. Y todo apunta al marido. Ella duda: a veces lo cree culpable, a veces no. El suegro (Donald Sutherland) paga a la mejor abogada penal (Noma Dumezweni) para defenderlo. "Mi papel es remover la mierda hasta confundirlos a todos" dice la abogada. Yo pensaba que la serie explica bien cómo nos gusta estropear nuestra vida. Y cada cosa que hacemos es un movimiento de peón, que no puede volver hacia atrás.

El cine y la TV estadounidenses han aprovechado bien estos dramas judiciales, en los que la tensión se puede mantener hasta el final, cuando su señoría pronuncia el veredicto, que acatarán pobres y ricos, feos y guapos. Qué guapa sigue estando la Kidman! Hemos visto tantas pelis de juicios que hemos creído que la justicia era así. Pero luego volvemos a la realidad y vemos cómo es la justicia de aquí. Y cómo son los jueces de aquí.

Y si nos quedaba algo por ver o por escuchar, sale el juez Luis Garrido burlándose de la formación de unos científicos. Repito: un juez español burlándose de la formación de unos científicos. Señoría: entre su disciplina y la de esos epidemiólogos hay 2.000 años de diferencia. 2.000 años de avances de la humanidad que quizá usted desconoce, como eran desconocidos para el derecho romano. Entre su disciplina de usted y la de esos científicos hay mundos de distancia: la química, la química orgánica, la bioquímica, la biología molecular, la genética, la estadística. Es decir, monumentales construcciones conceptuales y metodológicas de una complejidad y poder explicativo que a usted le asombraría (si las conociera). En la diferencia entre su disciplina y la de esos científicos está lo mejor que ha dado nuestra civilización occidental: la obra de siglos de gigantes intelectuales, más valiosa para la humanidad que memorizar el derecho civil y declamarlo delante de un tribunal de conocidos de papá. La ciencia de la que usted se burla es lo único que puede salvarnos de esta catástrofe y de las que vendrán. Ha hecho usted bien en pedir perdón por la tontería. Pero ya sabe que lo hecho no puede deshacerse, como los movimientos de peón.

A veces pienso que lo peor de los jueces españoles no es la ignorancia, al fin y al cabo, son el tercer poder de una sociedad que siempre se ha enorgullecido de ser ignorante. Lo peor de los jueces españoles es la sensación de impunidad que transmiten, en la tele o en la barra del bar. Un Consejo General fuera de su propia ley, que decide sobre excelentes sueldos sin que nadie les diga que en los países normales, los cargos caducan, como el pescado. Y jueces decidiendo sobre cosas que no entienden desde sus juzgados amurallados. Eso sí, con horario solo de mañana corta, que luego nos tenemos que ir de vermú y al asador con los del partido.



Comentarios

Entradas populares de este blog

Los Ases del Jiloca.

Hay una tierra donde el verde y el rojo libran una batalla encarnizada para que los miren. Esbeltas torres de ladrillo, surgen del suelo, milagrosas. Mírame a mí, dicen. Fueron minaretes de las viejas mezquitas que los adustos antepasados del Pirineo convirtieron en iglesias. Los álamos, que crecen altos y fuertes desde la frescura, no se dejan vencer. Miradnos a nosotros, gritan también. Es una tierra tan hermosa que un británico se quedó sin respiración al ver un atardecer. Es un país de pueblos escondidos en los barrancos, esperando que pase el hielo del invierno ártico y el calor del verano bereber. Siempre esperando a ver lo que mandan otros, lo que dicen otros. En una espera sin esperanza. Es una tierra de bellezas solitarias y únicas. Y es mi tierra. Como en otras nocheviejas, mi cuñado y yo, ron en mano, huimos de la tele convencional, a pesar de nuestra respetable edad. En la del 2024, le puse unos vídeos de Youtube de "Los gandules" . Y nos reímos a mandíbula suelta...

El secreto de Santa Vittoria.

Golpe de estado en los USA, yo no encuentro el boli, Hitler sigue matando niños en el gueto de Gaza, estas peras de San Juan no tienen ningún sabor, a Macron le pega su mujer, las materias primas se van acabando y la única receta es aumentar el presupuesto militar para la gran rapiña final. Solo nos queda la ilusión de que cuando Bildu, ERC o Pueyo, el de Fonz, fuercen al camarada Pedro a convocar elecciones, el año que viene, la candidata a la presidencia del gobierno sea la madrileña, a ver si se dan el gran batacazo, nos reímos mucho y ellos aprenden de una vez qué es España (y Portugal). Cuando uno envejece en tiempos tan oscuros, se aferra como un aterido náufrago a sus viejos cánones, a sus libros y pelis preferidas. Nos encerramos en nosotros mismos, en nuestras listas y en nuestros hábitos. " En tiempos de tribulación, no hacer mudanza " recomendaba el santo soldado de Loiola. Y muy arriba entre las películas de mi canon está "El secreto de Santa Vittoria" (...

Presentes

Solamente existen dos cosas: la vida y la muerte. La muerte es el segundo principio de la termodinámica, dominante, omnipresente, invencible. La vida es la lucha absurda, desesperada, contra ese principio. Es la excepción, lo heroico, la guerra que se libra sabiendo que se va a perder. La vida son los pimientos de Padrón, mi sobrino saltando las dulces olas del mar Mediterráneo, Francella haciendo de Sandoval en un juzgado oscuro de Buenos Aires, mamándose como un boludo mientras tiene ideas deslumbrantes. A veces, hay más vida y a veces, hay más muerte. Últimamente, nosotros hemos tenido algo más de lo segundo. Murió un primo de Merche de Albacete. Tenía ilusión por viajar y por hacer fotos a la vida, mientras que el cáncer lo iba derrotando, después de una guerra de cinco años de tratamientos, pruebas, dolores, experimentos, viajes a Madrid, más contra experimentos y más dolores. Pero ese hombretón y su retranca seguirán viviendo. En los mejores diálogos de Muchachada Nui está su c...