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La dama del ajedrez. La "variant valenciana"

Prosigamos con los vicios y las reinas fogosas. Porque para vicio, el ajedrez, y para reina viciosa, la dama del ajedrez.

Las principales diferencias entre el ajedrez persa (shatranhj), que los conquistadores musulmanes trajeron a la Península Ibérica, y el ajedrez europeo son los movimientos del alfil (el elefante) y la dama (el visir o alferza). Precisamente, fue el nuevo poder de la dama (los ajedrecistas hispanohablantes nunca la llamamos "reina") lo que hizo el juego más dinámico e interesante. El ajedrez persa era lento y a menudo, la partida comenzaba a partir de posiciones pactadas ("tabiyas") para ir ganando tiempo. O bien, se competía resolviendo problemas ("mansubat"). En cambio, la poderosa dama europea posibilitaba los ataques rápidos y animaba las partidas. Si los peones son el alma del ajedrez, la dama es la que lo hace adictivo.

Los historiadores anglosajones y del norte de Europa, con Murray a la cabeza, suponían que esos cambios benditos se habían introducido en la Italia renacentista de principios del XVI. Ya se sabe que ni los más sabios eruditos se libran de ciertos prejuicios raciales. Hoy en día, parece que hay consenso sobre que el ajedrez moderno, "esa guerra, cuyo anfiteatro es hoy toda la Tierra", nació en Valencia en algún momento del último cuarto del XV. Y la razón son dos obras perdidas. Por un lado, el poema "Scachs d'amor", una fotografía del cual se conserva en la Biblioteca de Cataluña. Por otro, el "Llibre dels jochs partits dels schachs en nombre de 100“, del segorbino Francesc Vicent, un incunable impreso en 1495, y cuyo contenido fue reconstruido por el historiador J.A. Garzón a partir de los libros de Luis Ramírez de Lucena (1497) y de Damiano (1512). 

En el poema "Scachs d'amor" se narra, con una precisa técnica lírica, una partida, alegoría de una aventura amorosa, que usa, por primera vez, las nuevas reglas. Incluso sin tener en cuenta esto, el poema tiene un gran valor literario. Pero además, el poema nos indica que fue en el círculo de Bernat Fenollar (uno de sus autores) donde se concibieron los cambios decisivos en el juego. La partida comienza con las jugadas: 1.e4 d5 2.exd5 Dxd5 3.Cc3 Dd8..  Esa apertura, se denomina actualmente "Defensa Escandinava"; pero la variante concreta de la partida no tenía nombre. Así que dos ajedrecistas valencianos, Francisco Rubio Tent y Sergi Nuñez de Arenas Alberola decidieron escribir un libro que, por fin, bautizara a la variante, con todo merecimiento, como "Defensa escandinava. Variante valenciana." El libro es todavía más reseñable si cabe, porque está escrito en valenciano, la hermosa lengua en la que se han escrito cosas tan hermosas y que se resiste a morir. Pero no se queda en un mero libro de aperturas de ajedrez. Si fuera así, yo no lo habría sacado de la sección del programa de radio "Negras o blancas". Trae también un breve artículo que va más allá de la lección de aperturas.

El artículo se ha publicado, por separado, en el número 33 (abril 2023) de la revista cultural valenciana "Lletraferit" y discute un tema que yo ya me había planteado alguna vez: ¿qué figura histórica inspiró la creación de la poderosa dama?

Bastantes autores, entre ellos, Garzón y Westerveld opinaban que la nueva dama reflejaba simbólicamente a Isabel I de Castilla, coetánea de los poetas valencianos. Sin ser un profesional del tema, siempre me había parecido una interpretación algo hollywoodiense y un poco anacrónica. Aunque Juan II y sobretodo, su hijo Fernando, estaban muy interesados en los asuntos del vecino castellano, no creo que los oligarcas de la Valencia del siglo de oro (capital de facto de la Corona de Aragón) concedieran tanta importancia a ese tema. Al fin y al cabo, y en los años en cuestión, Isabel era una reina tan extranjera en la Corona como podían serlo Carlota de Saboya o María de Borgoña. Si llegó a alcanzar el poder que tuvo después, se debió en gran parte al apoyo aragonés en la guerra civil castellana frente a Portugal y a Francia.

Los autores de "La Variant Valenciana" dan más verosimilitud a la tesis propugnada por R.Martín, que opina que la dama reflejaría a la poderosa María de Luna. Sobre todo porque interpretan  la fórmula "lo pom", que aparece en el poema, como "la bola del mundo", con la que efectivamente se coronaba a los reyes de Aragón y de Valencia (y a sus reinas consortes, en este caso), no como la espada con la que se coronó a Isabel. Esta segunda tesis también me parece cogida con pinzas (María de Luna, igual que la vieja dinastía de Barcelona, llevaba muchos años muerta cuando los poetas y Vicent el segorbino andaban dando jaques). No hay problema, tenemos tiempo para esperar nuevas teorías, mientras los valencianos van descubriendo la importancia que tuvo su perdido Reino y su ciudad brillante.


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