Una buena campaña publicitaria y el Oscar al semidiós Bardem se encargan de recordarnos que tenemos que ir a ver "No es país para viejos".
Todavía no he ido, a pesar de que desde que vi "Fargo", pongo velas a los hermanos Coen cuando me siento triste. Así que he matado el gusanillo con esta colección de relatos de Ethan Coen, el menor de la pareja.
Se trata de una colección de historias, monólogos y diálogos que, inevitablemente recuerdan al ambiente y a los personajes de "Sangre fácil" o "Muerte entre las flores". Salen italianos obesos que pretendían formar su propia banda y acaban de peluqueros, detectives privados que nunca serán Bogart, geishas que prometen edenes, psicópatas y agentes secretos británicos (es decir, más psicópatas).
No es una colección de guiones, sino más bien ideas para guiones que se han convertido en una literatura de pinceladas rápidas y fáciles. De todos modos, se puede saborear el sentido del humor judío y la ternura que inspiran aún los más duros del barrio; que en el fondo, son unos perdedores.
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