Un amigo hispanoargentino, buen lector y mejor conversador, me recomendó encarecidamente este libro. Pero esta pequeña gran obra estuvo acumulando polvo en la estantería durante unas semanas. Y hoy, en las largas horas pasadas en la sala de espera del hospital, me la he leído y me ha impresionado profundamente.
El autor, el checo Karel Capek (la C se escribe con sombrerito) pasará a la historia por ser el creador de la palabra universal "robot". "La guerra de las salamandras" es, quizá, su novela más importante.
Se trata de una historia de las que llaman "distópicas", con un planteamiento buenísimo: en una lejana isla del Pacífico es descubierta una raza de salamandras inteligentes: pueden aprender a hablar y a usar herramientas. Capek nos cuenta como las salamandras son estudiadas, como son llevadas por el mundo y como son criadas para servir de nueva y utilísima fuerza laboral. En cada párrafo, a traves de una lucida ironia, Capek analiza la sociedad de su tiempo, y a la humanidad completa, con sus prejucios, miedos, avaricias. Nada parece sobrar en este agudo relato, en esta metáfora genial. Es lo mejor que he leído en muchos años sobre la estupidez humana. Las transformaciones que la presencia de las salamandras van a producir en el mundo son enormes; pero nadie parece darse cuenta, tan entusiasmados como están los capitalistas con obreros tan dóciles o los generales con soldados tan fieles.
Quizá si Capek hubiera escrito esto 10 años antes y si los capitalistas alemanes se lo hubieran leído, hubieran comprendido lo estúpido que era apoyar al nazismo incipiente. El buen Capek murió antes de ver la destrucción que las salamandras de verdad iban a causar.
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