Durante el último mes he tenido este libro de título tan evocador en la mesilla de noche y he ido picoteando entre sus páginas.
Me ha gustado, pero me da la sensación de que no he entendido nada. La erudición de Juaristi me deslumbraba. Y el problema de ir deslumbrado es que uno no sabe donde va. El desordenado aluvión de referencias, nombres, alusiones ingeniosas, etimologías, anécdotas, significantes y significados no encontraba sitio en mi pequeña cabecita de hombre de ciencias. Salvando las muchas distancias entre los autores, el libro me recordaba en lo formal aquella impostura a la que le dieron un premio: el "Gárgoris y Habidis" de Sánchez Dragó, que también me impresionó mucho en su momento. Supongo que todo esto fue porque de mayor yo queria ser tan erudito como Juaristi o acostarme con tantas señoritas como Sánchez Dragó. He acabado corrigiendo exámenes de chicos que no saben nada de lo telúrico y lo intrahistórico, ni falta que les hace, al menos, para chatearse con las señoritas.
"El reino del ocaso" es, en cierto modo, la continuacion de "El bosque originario". En "El bosque .." se trataban las mitologías fundacionales de distintos pueblos de Europa. En "El reino..." se trata las de "España" (las actuales España y Portugal). Lo interesante del asunto (y lo digo sin cachondeo) es que las leyendas fundacionales hispánicas son diferentes a las europeas. La mitología hispánica es basicamente, la de Al-Andalus. Fueron los musulmanes los que habitaron la península antes que nosotros (luego vinieron nuestros abuelitos con la limpieza étnica). Y fueron los musulmanes los que fabularon sobre las Columnas de Hércules y la Casa encantada de Toledo. En lo antiguo, Hispania siempre fue la última tierra antes del mar tenebroso, el sitio último al que sirios, egipcios y moros llegaron. Así que el libro trata sobre todo de las leyendas y de las imágenes árabes sobre Hispania.
Juaristi cuenta en el libro una cosa que me pareció muy interesante y me confirmo mi amigo Faysal en una larga noche de cervezas: en la cultura tradicional arabe, hay que proporcionar el origen de una historia para que el oyente pueda hacerse idea de su verosimilitud. Es decir, "esto me lo contó.. , a quien se que se lo contó...quien lo leyó de tal..al que se lo dijo tal..." Creemos que somos nosotros, con nuestras revistas científicas y nuestros jurados, los que lo hemos inventado todo.
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