Ir al contenido principal

The road to Guantanamo (2006)


Veo en la prensa que la administración Obama necesita países que quieran acoger a los prisioneros de Guantánamo, ahora que ha decidido definitivamente cerrar el campo de concentración. Me acuerdo de la película británica "The road to Guantanamo", de los directores Winterbottom y Whitecroos (2006).
La peli, que recibió el Oso de Plata en Berlín, es un documental dramatizado mezclado con imágenes reales. Cinematográficamente, me pareció aburrida y pesada; pero me hizo reflexionar un buen rato. Claro que no llegué a ninguna conclusión. Narra la historia de 4 británicos de origen paquistaní, que fueron capturados en Afganistán por la Alianza del Norte. No queda muy claro si estaban en Afganistán como turistas o para su yihad particular. Lo cierto es que, de pronto, se ven arrojados a un mundo kafkiano de torturas y humillaciones, en el que nada entienden. Una pesadilla llevada a la realidad, pagada con el inmenso presupuesto de los países occidentales, y que acaba en jaulas para animales en una playa del Caribe.
¿Qué deben hacer nuestras sociedades laicas ante el auge del islamismo y de los fanatismos religiosos? ¿Qué debía haber hecho la administración Bush ante el atentado del 11-M y la cobertura que el fallido estado afgano daba a "la red"? No lo sé. Pero sé que lo que hizo formaba parte del plan global de los halcones y del trío de conquistadores de las Azores: la suspensión de las garantías legales, el secreto, el terror contra el terror. Insistieron en que se enfrentaban a una guerra en la que el rival no era un ejército. En realidad estaban interesados en los presupuestos militares y en crear una legislación ad hoc, no en ese rival. Y como ha dicho recientemente un ministro afgano, los talibanes (palabra que se podría traducir por los "seminaristas") sabían que todo era una cuestión de paciencia. Así que el Occidente atemorizado perdió la guerra, porque cedió definitivamente al "fin justifica los medios". La sumisión a Dios ha ganado.

Comentarios

Entradas populares de este blog

Las bombas del 11M. Relato de los hechos en primera persona (1).

Todo el mundo dice recordar lo que estaba haciendo la mañana del jueves, 11 de marzo de 2004. Yo estaba durmiendo, y posiblemente, me levanté tarde y con algo de resaca. Quizá por ello, en los primeros momentos, no fui consciente ni de la terrible magnitud del atentado ni de las implicaciones políticas que tenía. No recuerdo exactamente cuándo me enteré de las cifras. Pero como a cualquier persona normal, se me debió helar la sangre en las venas. Acudí con mi hermano a la manifestación del 12 por la tarde. La tristeza no dejaba mucho sitio a la reflexión. Como le pasaba a mucha de la gente que había allí, la última mani a la que había ido fue alguna del año anterior contra la invasión de Irak, ese capricho imbécil del presidente Aznar. Desde su elevadísima altura, había decidido que su sucesor en el cargo sería M. Rajoy. Precisamente, los voceros del gobierno y los votantes del PP más perspicaces sí que advirtieron rápidamente el efecto político que tendría el atentado. La noche del 12

Las bombas del 11M. Relato de los hechos en primera persona (3).

Si no hubiera habido elecciones el 14 de marzo, los hechos que he descrito en la entrada anterior no se habrían puesto en duda. Los posibles fallos policiales y de inteligencia previos a los atentados (especialmente, los relacionados con la llamada "trama asturiana" y el control de la dinamita) habrían sido más o menos ocultados a la opinión pública y salvo en las casas de las víctimas, la vida seguiría más o menos igual. Pero hubo elecciones y el PP y muchos de sus votantes sintieron que se las habían "robado" y que Zapatero era un presidente "ilegítimo". Así que es lógico que, durante un tiempo, en el partido perdedor, negaran la realidad. Necesariamente tenía que ser ETA, porque nosotros nunca mentimos y los que fallaron fueron los votantes, que se dejaron engañar. Ya se sabe que los españoles son flojos e influenciables. En la comisión de investigación parlamentaria del 2004, muchas de las preguntas del PP intentaron, sin éxito, vincular a ETA con los

Las bombas del 11M. Relato de los hechos en primera persona (2).

En la mañana del 11 de marzo de 2004, un grupo de 10 terroristas yihadistas de origen magrebí colocaron trece mochilas bomba en trenes de cercanías en Madrid. Algunos de los terroristas habían sido previamente vigilados por la policía, e incluso alguno ya había sido condenado. No se probó judicialmente quiénes fueron los que dieron la orden y uno de los que puso las bombas no ha sido identificado. Los atentados de Casablanca del año anterior, en los que murieron 33 víctimas y 12 suicidas y las repetidas amenazas contra España en los medios yihadistas eran indicios claros de que se preparaba algo brutal; pero quizá los servicios de inteligencia no funcionaron bien. El explosivo era dinamita Goma-2 ECO. Tanto la dinamita como los detonadores fueron comprados al delincuente asturiano Suárez Trashorras, con el que el terrorista Jamal Ahmidan entró en contacto a través de otro delincuente, Rafa Zouhier. Los tres ya eran conocidos y confidentes de la policía antes de los atentados. E incluso