Ir al contenido principal

Relatos de Aldecoa.


El libro al que me refería en mi entrada anterior es una antología de relatos de Ignacio Aldecoa. El vitoriano, que murió joven, pasa por ser uno de los grandes del género. De algún modo mágico, siempre lograba en su obra un tono equilibrado, certero, de tremenda y sombría sinceridad.

Como a otros, se le ha catalogado como un autor “realista”. Nunca he tenido muy claro a qué se refieren los críticos con eso de realista. Lo cierto es que Aldecoa dibujó con hermosa ternura y con una extraña perfección la sociedad pobre y fracturada del primer franquismo, de la que hablábamos en la otra reseña. Aldecoa, más que ningún historiador o economista, captó el alma oscura de esos viejos trenes de vapor que llevaban emigrantes y estraperlo del campo a la ciudad, de esos silencios miedosos, de esos soldados semianalfabetos, de esa tos que se podría curar si hubiera cuartos, de esa miseria que empapaba los papeles de papel pintado de pisos húmedos en donde el resentimiento convivía con las más humildes ilusiones. Si eso no es economía que venga Dios y lo vea.

Aunque Aldecoa usó varios decorados (el campo, los cuarteles, los puertos) y varios registros (la infancia, los amantes), me parece que su mejor literatura son esos relatos en los que vemos simultáneamente a varias clases sociales, que comparten las calles de una misma ciudad (Madrid, normalmente), con sus distintas soledades, anhelos, problemas, temores. “Vísperas del silencio” (1955) me parece una obra maestra que cualquier aspirante a relatista debería leer.

Y es que, más que Cela o cualquier otro, Aldecoa fue el gran escritor de aquel Madrid oscuro y hambriento. Así que la antología trae, por supuesto, el célebre relato “Chico de Madrid” (1950) ese niño que murió “cuando la tierra se pone morena y hay violetas en los tejados y el primer murciélago hace su ronda de animalejo complicado y se extiende como una gasa de tristeza por las orillas del Manzanares. A consecuencia de su última cacería, en la que si no pudo cazar ratas, como nunca falló, cazó un tifus; el tifus que lo llevó a los cazaderos eternos, donde es difícil que entren los que no sean como él, pobres y como él, de alma incorruptible”.

Comentarios

Entradas populares de este blog

Franco y Trujillo

Ayer cayó un chaparrón agradable que refrescó las calles de Santo Domingo. El agua corre hacia el malecón. La desmesurada capital de la República Dominicana, la primera ciudad de América, siempre mira al mar. Por ese mar, llegaron los antepasados españoles y los desgraciados antepasados africanos. Por ese mar, llegan de vez en cuando los invasores estadounidenses y los huracanes.  Santo Domingo fue el principio de todo: desde allí salieron hacia tierra firme los  aventureros sedientos que conquistaron el mundo para el rey de las Españas, el primer puerto seguro, el primer fuerte a salvo de los pobres taínos que no podían entender el infierno que había venido de otro mundo, más frío y más oscuro. Santo Domingo fue la primera catedral, la primera universidad, la primera ciudad extremeña a miles de leguas de Extremadura, la primera casilla de la terrible partida de ajedrez que las potencias europeas jugaron en las Américas. A Santo Domingo, ruidosa, desordenada, sonriente, le cam...

Corregudes mítiques: Fira de Sant Joan, 1997.

En este blog hemos reseñado novelas, cómics, cortometrajes, coloquios, canales de youtube, boticas antiguas, documentales, ballet y monólogos. Hoy vamos con una corrida de toros. Una que los entendidos consideran "mítica". Los Politkommissare de la televisión pública valenciana decidieron emitirla la tarde del sábado, 27 de octubre de 2025. Mientras, en las calles de la capital se manifestaban decenas de miles de personas protestando contra la lamentable gestión de la barrancada de hace un año. Les juro que no me estoy inventando lo de la corrida. Desde siempre, el ser humano ha criado animales para hacer cosas con ellos. Principalmente, comérselos. Pero la mente humana siempre anda perdida en oscuros laberintos, así que también hacemos otras cosas con los bichos, un poco más raras. Cleopatra, al parecer, se bañaba en leche de burra. El presupuesto público da  para todo. " A escote no hay nada caro " es el lema de nuestros borbones. Los ingleses criaban perros para...

Palmeras en la nieve

Parece una película norteamericana, de las muy taquilleras. Y por eso está haciendo mucha taquilla. Es un dramón de casi tres horas, con paisajes espectaculares, actores guapos (el Casas y la Ugarte), ambientación de lujo y mucha épica.  Cuando los críticos se quejen de que la industria patria no hace productos vendibles, les arrearán con esta peli en toda la boca.  Se basa en el best seller escrito por la alcaldesa de Benasque, Luz Gabás, que se inspiró en la historia de su familia. Y del mismo modo que el libro ha tenido ediciones en otros idiomas, la peli pronto tendrá versiones extranjeras. No me arrepiento de haberla elegido; pero la cosa, con tanta duración y tanta lágrima, me sonaba más a serie televisiva que a peli de cine. A pesar de las idas y venidas de los personajes y del final previsible, me metí en la historia y disfruté cómo debían disfrutar nuestros padres cuando vieron “Lo que el viento se llevó” o “Memorias de África”. La historia está p...