La organización y la subasta de la TDT ha sido, como tantas otras cosas en nuestra sociedad, un fracaso. Los distintos virreyes repartieron las frecuencias entre los amigos del Partido. En ese espacio público podríamos haber tenido una buena oferta de canales en diferentes idiomas, pluralidad informativa, acceso a los otros canales públicos europeos, etc. La técnica y el mercado lo permitían. En su lugar, nos hemos quedado con un lamentable catálogo de mierda y moscas, poblado de tarots y de proxenetas, y de tertulianos semianalfabetos entregados devotamente a la tarea de analfabetizar a los
televidentes. Y casi todo en español, que para eso estamos en España. Y al que no le guste que se vaya. Al parecer, ya se han ido 110.000 personas con formación entre abril de 2008 y abril de 2010.
Aun así, como hay muchos canales, de vez en cuando se puede encontrar alguna sorpresa agradable. El otro día fue "Leaving Las Vegas", en versión original (el doblaje era espeluznante). La peli obtuvo un merecido reconocimiento cuando fue estrenada en 1995 (premios en festivales y un óscar para Nicholas Cage) y sigue siendo una obra potentísima y sugerente. Cuenta la autodestrucción de un tipo, que quiere beber en Las Vegas hasta morir. Una puta (Elizabeth Shue) se enamora de él y le va limpiando las babas en ese suicido persistente y abrumador.
La otra noche, viendo la peli, en la soledad de mi piso, hubo momentos en que se me puso la carne de gallina. Vi lugares que conocía. Llegué a pensar que el hotel cutre en el que se aloja Cage era el mismo hotel cutre en el que yo me alojé en aquella ciudad asombrosa y hortera. Así que en algún momento, difusa y tistemente, me vi a mí mismo. El cine es un espejo, supongo. Tardé en comprender que la peli no solo habla de la depresión y del sin sentido, del alcohol como desesperada huida, de la horrible autodestrucción, sino de algo hermoso y pleno: del amor de mujer, de la absoluta entrega, del cariño que a todo se superpone.
Comprendí que el verdadero protagonista no es Cage con sus muecas, sino la Shue, cuando cuenta cómo la han violado o la han apaleado, cuando cuenta como se ha enamorado de un hombre que se está matando a sí mismo sin posibilidad de dar marcha atrás. La protagonista es la Shue cuando cuenta todo esto con su hermoso pelo rubio y con una profunda y humana sonrisa, llena de infinita piedad femenina, ese misterio que los hombres necesitamos vidas para entender.
Comentarios
Ay el alcohol!!! :)
J