Mi antiguo alumno Emilio me contaba que el japonés es una lengua extremadamente difícil. Irregular, con varios sistemas de escritura, llena de asunciones y de autoreferencias. Vivió allí durante unos años y percibió que ese factor, la dificultad de la lengua, era uno de los que más perjudicaba a la economía nipona por la imposibilidad de los extranjeros para incorporarse a la vida normal de las empresas. Sospecho que además de la lengua, hay tantas cosas distintas que un occidental nunca podrá sentirse plenamente japonés. Quizá ese carácter inescrutable y misterioso hace tan interesantes a las películas de allí. Vemos cosas nuestras: costumbres, muebles, modas, mezcladas con reflejos de un mundo radicalmente distinto. Y todo empapado de una sutilidad que se antoja mágica. Todavía recuerdo con cariño "Despedidas" . En "Una familia de Tokio" hay mucho de esa mezcla de costumbres y mucho de esos movimientos certeros y sutiles. Al parecer, es un remake de "Cuent...