Ir al contenido principal

"On the road" y "Los amantes pasajeros"



En nuestra cultura occidental, las normas sociales han cambiado mucho. Los griegos, esa gente tan lista que inventó las matemáticas griegas, la filosofía griega y la Constitución del 78, consideraban aceptable la pederastia. La esclavitud fue justificada doctrinalmente por el espíritu santo hasta bien entrado el XIX. En algunos estados de los USA, la marihuana es legal, mientras que en otros, te pueden caer 2.000 años de cárcel por dedicarte a la horticultura. Los cambios en las normas pueden ser sutiles o bruscos. La actual crisis sistémica provocará una reformulación de la ideología dominante, en el sentido de Gramsci: hasta los formalitos registradores de la propiedad de nuestras aldeas comienzan a decir que quizá no se deba pagar todas las deudas. Y ya hay algún banquero del Partido en la cárcel (aunque sea por poco tiempo).

En los últimos meses, hemos visto en el cine dos pelis relacionadas con el  concepto de norma (norma social) o más bien, de su ruptura y cambio. La más reciente, "On the road", un valiente intento de llevar a la gran pantalla el famoso e influyente libro de Kerouac. Al parecer, ha defraudado un poco a los que han leído la novela. Como no era mi caso, la peli me gustó. Y eso que era tarde y que el planteamiento mismo de la historia la hace deslavazada e irregular. El protagonista y narrador, vagabundea por la Norteamérica de los primeros 50, en compañía de gente rarita, follando y metiéndose de todo, es decir, buscándose a sí mismo. Al parecer, la novela inspiró a toda una generación, los hippies de los 60. Yo no lo sé, que no estaba. El sistema fue capaz de digerirlo todo (la huída, el viaje liberador, las drogas, la revolución sexual). Esa es su naturaleza: gran vientre que todo lo digiere y que a todo se adapta.
 
Personalmente, me emocioné, cuando vi Denver, esa ciudad tan cinematográfica y las nieblas perennes de la bahía de San Francisco ("Frisco" en la jerga de aquella generación beat). Se me ocurre que lo equivalente, a nivel latinoamericano,  serían los libros de viajes del doctor Guevara, en busca de su San Juan Bautista. Los del sur siempre han sido más seriecitos y trascendentes. Es lo que tiene comer menos.

La otra peli ha sido "Los amantes pasajeros", del genio de la Calzada de Calatrava. Me pareció una mierda, como a todo el mundo. Al menos, dicen que ha gastado poco dinero. Mi compañero Toni, con su habitual agudeza, advirtió que la peli plantea una situación en la que las normas dejan de existir. Interesante; aunque para imaginarme esa situación prefiero ver un cuadro del Bosco que a varios actores buenos haciendo el imbécil.

Comentarios

Entradas populares de este blog

Tintalibre:

Nuestro “Fin de Régime” está siendo, como casi todo en esta estepa, lento y tranquilo, un poco provinciano, un poco hortera, aunque nos las demos de postmodernos.  Aquí no hay Rasputines montando a la zarina, sino el pequeño Nicolás haciéndose selfies con la lideresa y el presidente. Pero todo está cayendo, inexorablemente. Se cae de viejo y de podrido. Son les branques de l’arbre de Pujol. Y se va cayendo todo el sistema del 78. Quizá, al final se acelere el proceso y la cosa deje de ser tan tranquila. La sociedad va descubriendo que no solo era el bipartidismo, sino que los medios de comunicación que sustentaban el entramado de las mamandurrias también se han quedado viejos e inservibles. Enternecedor el “yo no soy un político” del director de La Razón, Marhuenda, ese señor tan rarito y con tantos intereses políticos y económicos, que va a las tertulias a hacer de derechoso leído y digno. Siguen ciegos ante lo que está ocurriendo. Desde hace un año, ya no le...

"Romper el círculo" y "Soy Nevenka"

Después de la tormenta asesina y de la guerra civil en los Estados Unidos, volvemos a la pequeña política de nuestra aldea pequeña.  Parece que el errejonazo fue hace mucho tiempo; pero la dimisión del muchacho solo fue hace un mes. Con ese escándalo, quizás se cierra el ciclo que se inició en enero del 2020. Por primera vez en la historia de la España contemporánea, la izquierda se sentaba en el Consejo de Ministros. Pero los círculos no habían tenido tiempo de cuajar, las cloacas, a modo de sistema inmunológico del Estado, hacían su incansable labor de zapa, y además, llegaron una pandemia, un volcán, la tercera guerra mundial y las tonterías de profe de universidad del gran líder, que huyó un año después. Dejaba como albaceas a un equipo de funcionarios mas rositas que rojos y el encargo de tomar el cielo por asalto a unos muchachos con amplio vocabulario postmarxista pero con las paticas cortas y flojas. Los herederos hicieron lo que pudieron para obligar al pillo de Pedro Sán...

El último concierto.

¡Ay de aquel que nunca haya tenido ninguna afición! ¡Pobre del que nunca se haya esforzado para dominar algún arte! El que nunca haya intentado dibujar, cantar, tocar un instrumento, actuar, cocinar o jugar al ajedrez no sabe lo que se ha perdido. Y digo intentar, porque en el intento es donde está la sal que hace la vida más feliz. Y los más felices entre los mortales son aquellos que el arte ha hecho suyos: los artistas, los profesionales, los que han dedicado una vida entera a un oficio creativo. Los que han sido siempre prisioneros. En su esclavitud quizá han sido libres, luminosos.   “A late quartet” trata sobre ellos. Sobre los profesionales muy cualificados: un cuarteto de cuerda en el final de su historia. Cuando tiene que parar la música y salen los demonios que llevan dentro. Zilberman narra todo esto con sutilidad e inteligencia. Aunque la peli tiene algunos altibajos, valió la pena ir a la sesión golfa de los D’Or.