Hacía tiempo que no íbamos a los
Babel. Tanto que la tarjetita que te cuñan para tener una entrada gratis se nos
había caducado. Son esas señales de que la vida pasa y se va sin que te
enteres.
Vimos “L’avenir” (“El porvenir”),
una película del cupo francés, dirigida por Mia Hansen-Love e interpretada por
Isabelle Huppert. De esa directora no había visto nada; pero a Huppert la vimos
en “Amour”, que nos gustó mucho.
He leído en algún sobrecito de
azúcar una frase que reza más o menos así: “bendice al que te abandona, porque
te da la libertad”. La peli trata de esa libertad que se encuentra la
protagonista, profe de filosofía en secundaria, cuya madre tocapelotas muere y
cuyo marido se va a comprar tabaco. Además, empieza a ver que su manera de
enseñar y escribir la filosofía, convencional y académica, no conecta con los
nuevos tiempos y los nuevos tipos de alumnos y lectores. Pero me llevé la sensación de que la historia
no se resuelve. No vi relación entre la filosofía y el cambio de vida. Así que
la cosa me pareció aburrida y tristona. No llegué a entrar en la peli y me fui
a casa casi igual que había salido.
Pero de la peli me llevé una cosa
buena. Sonó una canción de alguien
desconocido para mí: Woody Guthrie, “My daddy (flies a ship in the sky)”. Automáticamente,
sentí que valía le pena seguir esa pista. Cuando investigué un poco, leí que
este cantante folk había ejercido una gran influencia en Bob Dylan o Bruce
Springsteen. De hecho, una de las canciones que canta el rockero de Nueva
Jersey, “This Land Is Your Land" es una versión de aquel. He escuchado
durante los últimos días varias versiones de esta balada triste y poderosa, un
homenaje a los desheredados por la Gran Depresión, quizás el verdadero himno del pueblo norteamericano, "about one of the most
beautiful songs ever written.", según Springsteen.
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