Nunca me hizo gracia "Marianico el Corto". En realidad, no me hacían gracia los cuentachistes; pero Marianico casi me irritaba. En él veía al arquetipo humorístico aragonés que podía ser aceptado desde el poder central. Se sabe, desde hace mucho, que la manera de digerir las diferencias regionales o identitarias es caricaturizalas para que hagan mucha risa en la villa y corte. Que los de provincias se rían de si mismos y nos entretengan. El andaluz gracioso es aceptable, el andaluz que pide la reforma agraria, un pesado. Las gallegadas de pueblo son aceptables, el gallego urbano que dice que es portugués, un idiota. El maño de los chistes baturros es aceptable, el que cuenta historias somardas de caciques y de ingenieros de la hidroeléctrica, un tipo sospechoso. Quizá, yo no había entendido nada y las cosas no eran tan complicadas. Creo que Marianico (Miguel Ángel Tirado) se fue reciclando, al socaire de la tele autonómica. Y el director aragonés Alex Rodrigo ("La ca...