Ir al contenido principal

Durante la epidemia (9): El último show.

Nunca me hizo gracia "Marianico el Corto". En realidad, no me hacían gracia los cuentachistes; pero Marianico casi me irritaba. En él veía al arquetipo humorístico aragonés que podía ser aceptado desde el poder central. Se sabe, desde hace mucho, que la manera de digerir las diferencias regionales o identitarias es caricaturizalas para que hagan mucha risa en la villa y corte. Que los de provincias se rían de si mismos y nos entretengan. El andaluz gracioso es aceptable, el andaluz que pide la reforma agraria, un pesado. Las gallegadas de pueblo son aceptables, el gallego urbano que dice que es portugués, un idiota. El maño de los chistes baturros es aceptable, el que cuenta historias somardas de caciques y de ingenieros de la hidroeléctrica, un tipo sospechoso. Quizá, yo no había entendido nada y las cosas no eran tan complicadas.

Creo que Marianico (Miguel Ángel Tirado) se fue reciclando, al socaire de la tele autonómica. Y el director aragonés Alex Rodrigo ("La casa de papel") le ha dado la oportunidad definitiva de reinventarse. En "El último show", Tirado se interpreta a sí mismo. Es la historia de un anciano, cansado de su personaje, cansado de su vida, solo y triste. Solamente el loco proyecto de dirigir una peli como "Don Luis Buñuel" y de recuperar a su ex (Luisa Gavasa) le permiten ir sacando su cabezota del mar oscuro de la depresión. Chusé Aragüés, su representante, un pillo del Pirineo, lleno de contradicciones y la nieta de Marianico, le entretienen con sus trastadas o sus problemas. Es un drama irregular, lacrimógeno a veces, y por tanto, un poco falso; pero que se deja ver. Sobre todo, porque el personaje de Tirado, se hace familiar, cercano, conocido. En la vejez siempre hay algo inevitablemente triste, depresivo. Se agradece también que salgan aragoneses con acento aragonés y cierto attrezzo que uno reconoce: un club de fans de Civera y Escartín, las calles de Zaragoza o Casa Emilio. Es decir, un Aragón más o menos agradable, más o menos hermoso; pero real, vivo, al menos. 

Comentarios

Entradas populares de este blog

El correo

Noto, con cierto sentimiento de culpa, que no he publicado nada en dos meses. Agosto y septiembre se fueron casi sin dejar huella, como unos ladrones astutos, como un amante canalla, que no se queda a desayunar. La guerra perdida contra el tiempo que solamente los héroes verdaderos saben ganar. Yo no soy ningún héroe, solo aspiro a sacudirme la pereza. Me obligo a retomar el blog y para ello, reseñaré las últimas pelis que hemos visto.  "El correo" (2024), de Daniel Carpalsoro cuenta la historia de un chaval de Vallecas, un bigardo espabilado que se dedica a transportar dinero en efectivo desde la España milagrosa a las bancos y joyerías belgas, donde lo lavan y lo dejan hecho un primor de blancura. Ya sé que dicho así, suena a la trilogía "Transporter" de Jason Statham; pero Carpalsoro ha sido honesto. Ha hecho una cosa entretenida y sin pretensiones.  El primer acierto de la película es el ritmo. Del inicio al fin, las cosas ocurren porque sí, porque estamos vivos...

La sospecha de Sofía

Merche no aguanta demasiado tiempo en casa. Acabábamos de volver del Teruel de Teruel; pero insistió en ir al cine. Nos comimos unos bocatas con poca gracia y entramos a la vacía sesión de las 22:30. Soy un facilón. La película se basa en la novela homónima de Paloma Sánchez-Garnica. Es una historia de espías y de gemelos que se intercambian. Y como decorado, la España de los 60 y la Alemania Oriental. Da la sensación de que a alguien, en algún despacho madrileño de esos donde se manejan los dineros para lo de la cultura y el postureo, le gustó mucho la novela. Y le apeteció una película con mensaje sutil: Franco era malo; pero los comunistas aún eran peores. Y una vez más, ha quedado demostrado que no siempre sale una peli digerible de una novela que se vendió bien.  Es lo que tienen las historias de gemelos, que son difíciles de creer.  Siguiendo con obras maestras, me viene a la memoria una de las últimas películas protagonizadas por mi paisano Paco Martínez Soria y diri...

Tres novelas históricas aragonesas.

Las tres novelas que voy a reseñar tienen una característica poco usual: tratan la historia de Aragón. Como es bien sabido, el imaginario histórico español ha tenido un punto de vista casi exclusivamente castellano. Las historias periféricas de los "otros españoles" nunca tuvieron demasiado espacio ni en los curriculos educativos oficiales ni en la recreación histórica. Sobraban. Cada uno de los grandes estados-nación europeos ha ido decidiendo qué visión de sí mismo quería construir y se ha dedicado a ello a conciencia. ¿Qué le vamos a hacer? Otros nacionalismos también han ido impulsando su propia creación histórica o pseudohistórica. Es irónico (pero triste) que en Cataluña se esté construyendo una recreación histórica de la antigua Corona de Aragón de la que se excluye a los aragoneses (y a los valencianos). Supongo que no quedan bonitos en la foto. El último ejemplo fue el superventas "La catedral del mar". Mi admirado Ernest Lluch identificó claramente el pr...