Ir al contenido principal

Durante la epidemia (1)

Tres veces a lo largo de mi vida, he tenido esta sensación de vacío y de incertidumbre, compartida por todos, vivida por todos.

La primera fue el 23 de febrero. Mientras yo merendaba, mi abuelo oía en la radio lo que ocurría en las Cortes, mi padre volvió al trabajo a avisar a las de la limpieza. Fue una noche de silencio y de miedo. Anteayer, vi unos capítulos de "40 años de democracia", una serie del Canal Historia. El capítulo dedicado a 1981, obviamente, no fue capaz de captar las emociones que se vivieron en millones de hogares españoles aquella triste noche.

La segunda fue durante la última semana de agosto de 2011. El huracán Irene recorría la costa de los Estados Unidos, viajando hacia el norte, hacia Nueva York, donde nosotros estábamos. Turistas extraños en un viaje final, viaje último a Manhattan, a esa especie de escenario que todos hemos visto mil veces, que todos reconocemos. Se cerraron los aeropuertos, se cerró la ciudad. Prolongamos la estancia en Brooklyn una semana más. Las tiendas de las largas avenidas extrañamente desiertas estaban cerradas con tablones. Quizá querían protegerse de motines y saqueos más que del huracán. Llovió y sopló el viento dos noches y nosotros contuvimos el aliento y nos miramos tristes. Era el adiós. Cada vez que veo en la tele a Trump, el payaso, pienso el daño que hará el coronavirus a los millones de pobres de esa ciudad, rica, fuerte, huérfana y obesa.


El estado de alerta nos pilló en el lejano y cálido sur. Lola falleció el viernes. Parece que fue ayer y ya han pasado 4 semanas. Una vida y un instante. Pensé, como todos, que en el aislamiento podría leer muchas cosas retrasadas, podría ver pelis, podría disfrutar de Filmin. Por el contrario, en estos días perezosos y desordenados he leído y he visto menos de lo habitual. Lo iré reseñando en esta serie...

Comentarios

Entradas populares de este blog

La sospecha de Sofía

Merche no aguanta demasiado tiempo en casa. Acabábamos de volver del Teruel de Teruel; pero insistió en ir al cine. Nos comimos unos bocatas con poca gracia y entramos a la vacía sesión de las 22:30. Soy un facilón. La película se basa en la novela homónima de Paloma Sánchez-Garnica. Es una historia de espías y de gemelos que se intercambian. Y como decorado, la España de los 60 y la Alemania Oriental. Da la sensación de que a alguien, en algún despacho madrileño de esos donde se manejan los dineros para lo de la cultura y el postureo, le gustó mucho la novela. Y le apeteció una película con mensaje sutil: Franco era malo; pero los comunistas aún eran peores. Y una vez más, ha quedado demostrado que no siempre sale una peli digerible de una novela que se vendió bien.  Es lo que tienen las historias de gemelos, que son difíciles de creer.  Siguiendo con obras maestras ambientadas en los 60, me viene a la memoria una de las últimas películas protagonizadas por mi paisano Paco...

Corregudes mítiques: Fira de Sant Joan, 1997.

En este blog hemos reseñado novelas, cómics, cortometrajes, coloquios, canales de youtube, boticas antiguas, documentales, ballet y monólogos. Hoy vamos con una corrida de toros. Una que los entendidos consideran "mítica". Los Politkommissare de la televisión pública valenciana decidieron emitirla la tarde del sábado, 27 de octubre de 2025. Mientras, en las calles de la capital se manifestaban decenas de miles de personas protestando contra la lamentable gestión de la barrancada de hace un año. Les juro que no me estoy inventando lo de la corrida. Desde siempre, el ser humano ha criado animales para hacer cosas con ellos. Principalmente, comérselos. Pero la mente humana siempre anda perdida en oscuros laberintos, así que también hacemos otras cosas con los bichos, un poco más raras. Cleopatra, al parecer, se bañaba en leche de burra. El presupuesto público da  para todo. " A escote no hay nada caro " es el lema de nuestros borbones. Los ingleses criaban perros para...

El correo

Noto, con cierto sentimiento de culpa, que no he publicado nada en dos meses. Agosto y septiembre se fueron casi sin dejar huella, como unos ladrones astutos, como un amante canalla, que no se queda a desayunar. La guerra perdida contra el tiempo que solamente los héroes verdaderos saben ganar. Yo no soy ningún héroe, solo aspiro a sacudirme la pereza. Me obligo a retomar el blog y para ello, reseñaré las últimas pelis que hemos visto.  "El correo" (2024), de Daniel Carpalsoro cuenta la historia de un chaval de Vallecas, un bigardo espabilado que se dedica a transportar dinero en efectivo desde la España milagrosa a las bancos y joyerías belgas, donde lo lavan y lo dejan hecho un primor de blancura. Ya sé que dicho así, suena a la trilogía "Transporter" de Jason Statham; pero Carpalsoro ha sido honesto. Ha hecho una cosa entretenida y sin pretensiones.  El primer acierto de la película es el ritmo. Del inicio al fin, las cosas ocurren porque sí, porque estamos vivos...