Siempre pensé que mi sitio iban a ser las ramblas arcillosas del bajo Alfambra. Sin embargo, en los últimos años, he andado más por otras ramblas. Mis zapatillas han cogido el barro blancuzco de las ramblas y los caminos del alto Guadalentín. Durante las dos primeras semanas de la cuarentena paseé a la perra por aquel cauce seco, tan cercano a la casa, tres veces al día. Sentí el alma de aquella tierra reseca y lejana. De vez en cuando, la rambla baja tan llena que se convierte en un gran río. La gran avenida del 73 mató a casi 100 personas. Nogalte se tuvo que recolocar y acostumbrarse a dormir con un asesino que despierta, de vez en cuando.
Cogí de casa de mis cuñados una antología del pintor López Serres, que hizo acuarelas de esos paisajes luminosos y extensos. Esos paisajes que ahora son de mi perra y míos.
Cogí de casa de mis cuñados una antología del pintor López Serres, que hizo acuarelas de esos paisajes luminosos y extensos. Esos paisajes que ahora son de mi perra y míos.
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