Los medios de comunicación nos han mantenido puntualmente desinformados de las elecciones presidenciales norteamericanas. Y creo que casi toda la población mundial se congratula de la victoria de Obama y del fin de la presidencia de Bush III, el último del trío de las Azores. Con el crack financiero, y con un candidato tan lindo era imposible que los democrátas no barrieran. No ha existido la posibilidad del pucherazo del 2000. Además, Obama ha ido derechizando su discurso para que no le pegaran un tiro. El futuro presidente se va a encontrar un panorama desolador: el déficit presupuestario norteamericano, las tres o cuatro guerras en marcha, la bomba de Irán, la recesión, etc. Le van a salir canas.
Así que para entender algo más de todo esto y hacer la digestión de la cena del viernes, me busqué una peli sobre política norteamericana. ¿Y qué mejor que una de Zaillian (autor de la hermosísima "En busca de Bobby Fischer")? La película es un remake basado en una novela de R.P. Warren. La historia, que toma el título de la famosa frase de Lewis Carroll, se basa en la vida del gobernador de Luisiana Heuy Long (1852-1936). Long fue un rara avis en la política norteamericana. Su discurso se aproximaba a lo que en Europa entenderíamos por socialdemocracia: se enfrentó a la Standard Oil, promovió grandes obras públicas y sistemas de seguridad social. Se le acusó de demagogo y de corrupto. Fue el contrapunto extremista de Roosevelt. Al final murió en un atentado. Nada nuevo bajo el sol de Nueva Orleans.
Sean Penn interpreta a este gobernador de verbo inflamado e intenciones retorcidas. Impresionantes los mítines, especialmente el que suelta a bordo de una barca en una ciénaga. El peso de la peli recae sobre el guapetón de Jude Law, uno de los "fontaneros" del aparato. Sus trabajos paralelos para el gobernador le conducen a revolver el pasado de su propia familia, de clase alta sureña, sofisticada y conservadora. "Le llamáis chanchullo cuando él que lo hace no sabe usar el tenedor". Hopkins y Clarkson hacen de secundarios de lujo. Para mi gusto, esa parte de la peli ocupa demasiado, a costa de la discusión política que implica la aparición de personajes como el gobernador Long. Democracia y demagogia, corrupción y eficiencia, poder económico y poder político: viejos debates que ya se suscitaron en las democracias griegas.
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