Los cómics de la generación que nos precedió fueron "El Guerrero del Antifaz", "El capitán Trueno" y "Roberto Alcázar", autárquicos, militarizados, españolísimos, limitaditos y evidentemente, homosexuales. Los cómics de nuestra generación ya fueron más cosmopolitas y presentables. De Estados Unidos nos llegaban los superhéroes Marvel y de la lejana Europa, Tintín y Asterix. Aunque la sexualidad de estos últimos tampoco ha estado clara nunca. A mí, me gustaba más Asterix. Supongo que prefería la historia antigua a la historia contemporánea y lo coral a lo individual. Así que cuando iba a la biblioteca, buscaba afanosamente las aventuras de los galos. Y el otro día, me saqué del vídeo club esta adaptación en dibujos animados. Y me gustó mucho, claro, como cuando era un crío.
Creo que la peli logra captar algo de ese arte que rezumaba el cómic ¡Qué placer esos dibujos de línea estilizada y esos colores puros! ¡Esos bosques donde los druidas buscaban el muérdago! ¡Ese Canal de la Mancha donde se hundía un barco pirata dos veces al mes! ¡Y que deliciosos estaban los jabalís!
Mientras la veía, no podía evitar acordarme de la frase con la que Juaristi empieza el capítulo dedicado a los celtas y al celtismo en su libro "El bosque originario": "Durante siglos, celta significó francés". Y Asterix y Obelix han sido lo francés, lo muy francés. Todas las historias originales de Goscinny y Uderzo reflejaban ese intenso sentimiento de superioridad con el que los franceses miraban y miran al resto del mundo desde el formidable edificio de su Estado-Nación (del que la aldea gala es una metáfora inocente y coloreada). Ya lo decía el viejo Benedetti en "Grietas" (que separan):"a agnósticos y monaguillos, a inmortales y suicidas, a franceses y no franceses ". En cada historia, Asterix y su amiguete Obelix (que, en el fondo, es mucho más inteligente) visitan algún lugar del mundo antiguo (Hispania, Egipto, Germania, etc.) y civilizan a los anfitriones a hostias. Lo galo es lo francés y es lo normal y es lo deseable. O al menos, es lo que nos contaron.
En "Asterix y los vikingos", se imponen a los hombres del norte, que son representados como guerreros crueles y poderosos. En la peli de dibujos animados se toman la libertad de desplazar a Asterix y a Obelix a ese país lejano en dirección a la estrella polar, de donde se supone que proceden esos gigantes sin miedo. Y la aventura transcurre en una Islandia imaginaria y helada. Y nuestros civilizados y romanizados héroes, con un poquito de doping, les dan su merecido a esos bárbaros. Y es que la grandeur es la grandeur.
Las ironías de la historia han hecho que Asterix y Obelix, tan correctamente franceses, procedan de lo que actualmente es Bretaña, una de las varias regiones de Francia donde no se habla francés, donde mucha gente no se siente francesa. Y es que la geografía y la historia está llena de curvas y paradojas, en forma de aldeas que resisten ahora y siempre al invasor, aunque ya no haya pociones mágicas ni héroes de rojos bigotes...
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