Este fin de semana, además de comer, beber y dormitar, me he leído esta novela, narración libre de una serie de acontecimientos reales. Trata las vivencias de varios militantes del FRAP entre 1976 y 1980. Es decir, la clandestinidad, el debate político, los atracos ("recuperaciones" en el argot de la organización) y finalmente, las detenciones, las torturas y la cárcel. Supongo que también hay mucho de autobiográfico en el libro. Sin embargo, la narración adopta un punto de vista externo y frío, falto de estilo, que hace al texto bastante pesado.
El FRAP, brazo armado del PCE m-l, propugnaba el derrocamiento de la dictadura y la transformación de España en una república popular y federativa. Llegó a ser una organización muy fuerte en los últimos años del franquismo; pero después se vería que "todo quedaba atado y bien atado" y acabó disolviéndose en 1978. Curiosamente, en el libro, hay una aparición fugaz de Rafael Blasco, militante de la organización por aquellos años y actualmente, uno de los factotum del PP valenciano. Son esas cosas que producen sonrisas... o muecas. El libro solo ha conseguido emocionarme cuando se citan dos célebres poemas, que definen bien esa España terrible del franquismo, y del tardo franquismo. El primero es la hermosísima canción de Mikel Laboa "Txoria txori", el segundo, de Marcos Ana, sobre la prisión de Burgos (estuvo 23 años encarcelado):
"Muros hirsutos. Ásperas cortezas
donde el hombre se duele cada día.
Apretada oquedad de llaga y fosa.
Socavón de Castilla. Lento espanto.
Catedral invertida hacia la tumba,
bajo una piel de piedra cancerosa. "
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