Fue en Arano, en la Navarra
pirenaica. Nos acogieron espléndidamente. Después de la cena en la Sociedad y
de muchos pacharanes, en las conversaciones cruzadas en euskera y en
castellano, uno de los filósofos de aldea dijo algo que me pareció interesante.
Que los animales vivían en un eterno presente y que por ello, eran felices.
Obviamente, a mí me vinieron a la memoria los libros de autoayuda de Eckhart Tolle
y su teoría del poder liberador del ahora. El aquí y el ahora absolutos quitan
su sustento al ego y permiten la identificación con el Ser, esto es, la
iluminación.
Creo que la peli trata
precisamente de esto: del ahora, y de la vida una e indivisible, que se expresa
a través de todo lo existente. En el delta del Mississippi, en el sur de
Luisiana, viven unos pobres muy pobres, muy felices y muy alcoholizados. Viven como
animales. Y allí vive la pequeña Hushpuppy, mezcla de mil razas, despierta,
valiente, un animalillo que vive y se baña y crece en The Bathtube, uno de los islotes del delta. Se dice que la interpretación
que ha hecho la niña Quvenzhané Wallis quizá merezca el Oscar a la actriz más
joven de la historia. Pero sería injusto, porque como ha aclarado el director,
Benh Zeitlin, Quvenzhané no ha interpretado. Se ha limitado a ser, plena,
intensamente. Todo el poder de la peli se apoya en ella, en sus silencios, en
su mirada pura, en la paz que transmite cuando se yergue y mira el mar desde su
pequeña altura.
El delta, como tantos otros
deltas, vive amenazado por las catástrofes ecológicas. Al parecer, el principio
del rodaje de esta opera prima coincidió con el desastroso vertido de crudo del
BP; pero no se trata de una peli medioambiental. Se trata de un cuento tierno,
rodado con poco presupuesto, sin moralejas ni grandes ambiciones, un poco deslavazado
y quizá un poco facilón; pero salimos del cine con una sonrisa, dando gracias a
la vida, a la existencia.
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