Ir al contenido principal

Novela Negra Turolense (1)



JON LAUKO: NACE LA NOVELA NEGRA DE CALAMOCHA
 

Bajo el título de “Barrendero, enterrador, ferroviario” (2012, Atlantis, 276 p.), se presenta una novela genuinamente calamochina, tanto por la ambientación de la trama, como por sus protagonistas, como por la propia naturalidad de autor, Jon Lauko, seudónimo bajo el cual se oculta Francisco Rubio, para nuestra generación “el hijo de don Francisco”, el maestro de tercer grado de las escuelas de Calamocha. Por cierto el nombre de la localidad queda también oculto por el del Albónica, el antiguo poblado romano que se levantaba en las inmediaciones de la villa.

Presenta el texto el esquema clásico de la buena novela negra. De entrada un crimen, al que seguirán otros. Aunque al principio se resuelve como una muerte fortuita, muy pronto los verdaderos protagonistas del relato muestran que esconde un caso complicado de asesinato que quieren desentrañar. Llegamos así a la figura central de la novela, Gapito, así conocíamos todos en Calamocha a la persona que por los años 50 y 60 del pasado siglo desempeñaba en la localidad los oficiosque dan título al texto. Gapito, por mucho que se empeñe el autor en castellanizar con Agapito su nombre popular.





José María de Jaime Lorén
Centro de Estudios del Jiloca

Comentarios

Interrobang ha dicho que…
Tiene muy, muy buena pinta.
Sin duda habrá que leérla.
Saludos

Entradas populares de este blog

El secreto de Santa Vittoria.

Golpe de estado en los USA, yo no encuentro el boli, Hitler sigue matando niños en el gueto de Gaza, estas peras de San Juan no tienen ningún sabor, a Macron le pega su mujer, las materias primas se van acabando y la única receta es aumentar el presupuesto militar para la gran rapiña final. Solo nos queda la ilusión de que cuando Bildu o ERC fuercen al camarada Pedro a convocar elecciones, el año que viene, la candidata a la presidencia del gobierno sea la madrileña, a ver si se dan el gran batacazo, nos reímos mucho y ellos aprenden de una vez qué es España (y Portugal). Cuando uno envejece en tiempos tan oscuros, se aferra como un aterido náufrago a sus viejos cánones, a sus libros y pelis preferidas. Nos encerramos en nosotros mismos, en nuestras listas y en nuestros hábitos. " En tiempos de tribulación, no hacer mudanza " recomendaba el santo soldado de Loiola. Y muy arriba entre las películas de mi canon está "El secreto de Santa Vittoria" (1969). Ya se sabe qu...

Presentes

Solamente existen dos cosas: la vida y la muerte. La muerte es el segundo principio de la termodinámica, dominante, omnipresente, invencible. La vida es la lucha absurda, desesperada, contra ese principio. Es la excepción, lo heroico, la guerra que se libra sabiendo que se va a perder. La vida son los pimientos de Padrón, mi sobrino saltando las dulces olas del mar Mediterráneo, Francella haciendo de Sandoval en un juzgado oscuro de Buenos Aires, mamándose como un boludo mientras tiene ideas deslumbrantes. A veces, hay más vida y a veces, hay más muerte. Últimamente, nosotros hemos tenido algo más de lo segundo. Murió un primo de Merche de Albacete. Tenía ilusión por viajar y por hacer fotos a la vida, mientras que el cáncer lo iba derrotando, después de una guerra de cinco años de tratamientos, pruebas, dolores, experimentos, viajes a Madrid, más contra experimentos y más dolores. Pero ese hombretón y su retranca seguirán viviendo. En los mejores diálogos de Muchachada Nui está su c...

Vasil (2)

Vasil (Iván Barneev), un migrante búlgaro, llega a Valencia. No tiene donde dormir. Un jubilado de buena posición social (Karra Elejalde) le acoge en su casa. Para asombro de la hija del jubilado (Alexandra Jiménez), establecen una estrecha relación. Y eso que el padre es más bien rancio. Tienen una afición en común: el ajedrez. Hay largas conversaciones vespertinas, a modo de samar , ciertas desconfianzas; pero son, ante todo y sobre todo, dos seres humanos buscando la humanidad en el otro, en los otros. Con este planteamiento tan sencillo, Avelina Prat construye una película agradable, un poco lenta; pero que deja cierta sensación de paz en el alma. Y siempre nos gusta ver imágenes de la ciudad del Turia.  El planteamiento me llegó a lo hondo. Era inevitable pensar en nuestro amigo búlgaro D, al que también dejaron caer en Valencia hace muchos años y que salió adelante a base de esfuerzo y bonhomía. La directora basó la historia en hechos reales. Me pregunto si conoce a D. Aunque...