¿Por qué he visto esta peli precisamente ahora? Quizá se deba a las noticias que nos han ido llegando de los JJOO de Pekín. Los caciques del COI les han dejado claro a los deportistas que no pueden tener ideas ideológicas y si las tienen, que se callen. Que son meros empleados de un negocio multinacional del que recibirán las migajas si llegan los primeros.
Muhammad Ali sí que tenía ideas idelógicas y no se calló. Como dice Galeano en "Memoria del fuego": "Lo obligaron a defenderse: pega como nadie, feroz y veloz, tanque liviano, demoledora pluma... Le dijeron que un buen boxeador deja la bronca en el ring: él dice que el verdarero ring es el otro, donde un negro triunfante pelea por los negros vencidos, por los que comen sobras en la cocina...Le quitaron el título mundial, lo condenaron a cárcel y multa: gritando agradece estos elogios a su dignidad humana."
Pues me temo que con estos mimbres tan buenos, Michael Mann ha hecho una mala cesta. La peli es demasiado larga. Se queda en una biografía simplona, que no supera las grabaciones de los 70 en las que Clay gritaba al mundo sus ideas y desafiaba al gobierno de los EEUU. La historia avanza capítulo tras capítulo de manera lineal, sin profundizar en la vida del boxeador y en los tiempos que vivió. No indaga demasiado ni en la verdadera personalidad de Muhammad Ali ni en la de la gente que circula alrededor (Malcolm X, los black muslims, el promotor Dan King). A Will Smith no le dejan sonreir ni bromear para que no nos acordemos de sus interpretaciones en comedias; pero Cassius Clay sonreía, bromeaba, bailaba y tumbaba gigantes a hostias. Vamos viendo los combates (contra Frezier, contra Foremann, etc.), los amoríos y los problemas del campeón; pero en pocos momentos se logra captar la épica de la lucha y la energía indomable de ese negro grandote y ágil como una avispa.
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